martes, 9 de diciembre de 2008
REPUDIO A LA PATOTA CEGETISTA
Los Socialistas bahienses queremos expresar nuestra solidaridad con los compañeros de la seccional Rosario de ATILRA, quienes fueran brutalmente agredidos el miércoles 3 de diciembre por una patota al comando de Héctor Ponce, Secretario General de ATILRA a nivel nacional y aliado de Hugo Moyano, secretario general de la CGT.
En realidad este es el segundo ataque que los compañeros de Atilra Rosario reciben en pocos días.
El pasado jueves 27/11 una patota comandada por miembros de la directiva nacional de Atilra ingresó –con la evidente complicidad de la patronal- a la depósito que la empresa SANCOR posee en Rosario y agredió brutalmente a los tres delegados del personal.
Este miércoles, mientras se realizaba frente al sindicato un acto en repudio a aquellos hechos, -acto que contaba también con la participación de representantes de distintas organizaciones sindicales, sociales, de DDHH y políticas de la región- una patota de unos 300 integrantes al mando de Héctor Ponce pretendió ingresar a golpes de palos y cadenas.
Los compañeros de Atilra y de las organizaciones solidarias resistieron la embestida y los obligaron a retroceder. En los graves incidentes varios compañeros de Atilra Rosario, de ATE y de Amsafe recibieron heridas de diversa consideración. Posteriormente, en un hecho que aún no se ha aclarado, a algunas cuadras del lugar fue asesinado Hugo Cornejo, uno de los integrantes de la patota.
Corresponde denunciar también la absoluta responsabilidad del gobierno de la provincia de Santa Fe y la policía a su cargo. Pese a que las autoridades del Ministerio de Seguridad habían sido notificadas días antes por escrito de la inminencia de la agresión nada hicieron por evitarla.
Por el contrario la policía local "escoltó" a los numerosos colectivos en todo su recorrida por la ciudad hasta la zona del sindicato; mientras que la policía apostada en el lugar en los hechos "liberó la zona" para que la patota pudiera actuar con total impunidad, e intervino más de 40 minutos después de comenzados los enfrentamientos y sólo cuando un auto fuera incendiado.
Algunos medios de prensa y funcionarios del gobierno buscan instalar la versión de un "enfrentamiento entre grupos", pero lo que quedó claro el miércoles es hasta dónde está dispuesta llegar la burocracia sindical con tal de sostener sus privilegios y defender los intereses de las patronales a quienes responde.
Sindicatos como ATILRA Rosario, que apuestan a la construcción colectiva desde las bases, son vistas como una amenaza por aquellos que quieren que los trabajadores y trabajadoras nos quedemos en el molde. Nos referimos a las patronales, que a pesar de las ganancias extraordinarias que han obtenido en estos años buscan descargar los primeros efectos de la crisis sobre nuestras espaldas; a los gobiernos nacional y provincial, que amagan con medidas de protección del empleo pero dejan pasar cientos de despidos; y la burocracia sindical, cómplice de ambos cuando entrega nuestros derechos con los argumentos del "mal menor".
Hoy más que nunca, los trabajadores y trabajadoras tenemos que confiar solo en nuestras propias fuerzas: debemos tratar de generar en cada lugar de trabajo reuniones, asambleas y cuerpos de delegados para que entre todos –efectivos, contratados y en negro- discutamos y definamos colectivamente cómo hacer para defender nuestros derechos.
En realidad este es el segundo ataque que los compañeros de Atilra Rosario reciben en pocos días.
El pasado jueves 27/11 una patota comandada por miembros de la directiva nacional de Atilra ingresó –con la evidente complicidad de la patronal- a la depósito que la empresa SANCOR posee en Rosario y agredió brutalmente a los tres delegados del personal.
Este miércoles, mientras se realizaba frente al sindicato un acto en repudio a aquellos hechos, -acto que contaba también con la participación de representantes de distintas organizaciones sindicales, sociales, de DDHH y políticas de la región- una patota de unos 300 integrantes al mando de Héctor Ponce pretendió ingresar a golpes de palos y cadenas.
Los compañeros de Atilra y de las organizaciones solidarias resistieron la embestida y los obligaron a retroceder. En los graves incidentes varios compañeros de Atilra Rosario, de ATE y de Amsafe recibieron heridas de diversa consideración. Posteriormente, en un hecho que aún no se ha aclarado, a algunas cuadras del lugar fue asesinado Hugo Cornejo, uno de los integrantes de la patota.
Corresponde denunciar también la absoluta responsabilidad del gobierno de la provincia de Santa Fe y la policía a su cargo. Pese a que las autoridades del Ministerio de Seguridad habían sido notificadas días antes por escrito de la inminencia de la agresión nada hicieron por evitarla.
Por el contrario la policía local "escoltó" a los numerosos colectivos en todo su recorrida por la ciudad hasta la zona del sindicato; mientras que la policía apostada en el lugar en los hechos "liberó la zona" para que la patota pudiera actuar con total impunidad, e intervino más de 40 minutos después de comenzados los enfrentamientos y sólo cuando un auto fuera incendiado.
Algunos medios de prensa y funcionarios del gobierno buscan instalar la versión de un "enfrentamiento entre grupos", pero lo que quedó claro el miércoles es hasta dónde está dispuesta llegar la burocracia sindical con tal de sostener sus privilegios y defender los intereses de las patronales a quienes responde.
Sindicatos como ATILRA Rosario, que apuestan a la construcción colectiva desde las bases, son vistas como una amenaza por aquellos que quieren que los trabajadores y trabajadoras nos quedemos en el molde. Nos referimos a las patronales, que a pesar de las ganancias extraordinarias que han obtenido en estos años buscan descargar los primeros efectos de la crisis sobre nuestras espaldas; a los gobiernos nacional y provincial, que amagan con medidas de protección del empleo pero dejan pasar cientos de despidos; y la burocracia sindical, cómplice de ambos cuando entrega nuestros derechos con los argumentos del "mal menor".
Hoy más que nunca, los trabajadores y trabajadoras tenemos que confiar solo en nuestras propias fuerzas: debemos tratar de generar en cada lugar de trabajo reuniones, asambleas y cuerpos de delegados para que entre todos –efectivos, contratados y en negro- discutamos y definamos colectivamente cómo hacer para defender nuestros derechos.
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